Hay veces en las que ser bueno en algo
te hace ser un buen candidato para recibir elogios de la gente, pero al mismo
tiempo este don o habilidad te ocasiona problemas en tu vida cotidiana que hace
que hasta cierto punto lo llegues a considerar como una maldición.
Niccolò Paganini fue un prodigioso violinista del siglo XIX que por su extraordinario talento a la hora de tocar el violín hizo que muchas personas llegaran a considerar que tenía un pacto con el diablo. Y es a raíz de esa vieja leyenda que el director y guionista Bernard Rose crea una serie de personajes ficticios para darle mayor variedad a la trama.
El violinista y modelo David Garrett hace su debut en la pantalla grande con un papel protagónico. Es obvio que la razón por la que le dieron el papel principal a Garrett es debido a su gran talento musical, ya que al músico solo se le saca provecho en las escenas que Paganini toca sus melodías, pero en lo que al actoral se refiere tiene un muy mal desempeño. Por el contrario, el actor británico Jared Harris se roba la cinta con el personaje de Urbani, un hombre misterioso con el que el violinista hace un extraño pacto.
Otro de los problemas del filme es su guión, el cual como mencioné anteriormente está repleto de personajes ficticios por los cuales la audiencia no llega a sentir simpatía. En un inicio la película nos muestra una interesante escena de un Paganini en su infancia y la relación con su exigente padre; sí Rose se hubiera ido más por el rumbo del realismo y no tanto por el de la ficción el resultado hubiera sido más gratificante.
Niccolò Paganini fue un prodigioso violinista del siglo XIX que por su extraordinario talento a la hora de tocar el violín hizo que muchas personas llegaran a considerar que tenía un pacto con el diablo. Y es a raíz de esa vieja leyenda que el director y guionista Bernard Rose crea una serie de personajes ficticios para darle mayor variedad a la trama.
El violinista y modelo David Garrett hace su debut en la pantalla grande con un papel protagónico. Es obvio que la razón por la que le dieron el papel principal a Garrett es debido a su gran talento musical, ya que al músico solo se le saca provecho en las escenas que Paganini toca sus melodías, pero en lo que al actoral se refiere tiene un muy mal desempeño. Por el contrario, el actor británico Jared Harris se roba la cinta con el personaje de Urbani, un hombre misterioso con el que el violinista hace un extraño pacto.
Otro de los problemas del filme es su guión, el cual como mencioné anteriormente está repleto de personajes ficticios por los cuales la audiencia no llega a sentir simpatía. En un inicio la película nos muestra una interesante escena de un Paganini en su infancia y la relación con su exigente padre; sí Rose se hubiera ido más por el rumbo del realismo y no tanto por el de la ficción el resultado hubiera sido más gratificante.
El aspecto técnico de la cinta es
excelente. Todo lo que tiene que ver con el diseño de vestuario y el diseño de
arte está muy bien cuidado y hacen que te transportes a la Europa del siglo
XIX.
EL
VIOLINISTA DEL DIABLO es un filme que sobresale más en
el aspecto técnico y que vale la pena ver si eres amante de la historia y la
música.
CALIFICACIÓN: 6/10
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